El equipo de Sergio Torres, de la quinta categoría, le hizo un partidazo al United y se fue ovacionado.
Y fue nomás... Sergio Torres, el argentino trotamundos que nos hizo ser por unas horas hinchas del Crawley Town, le había contado a Olé que este sábado 19 de febrero de 2011 iba a ser “el día más importante de mi vida”. Y aunque su equipo se fue de Old Trafford ya sin vida en esta maravillosa y democrática FA Cup, recibir la ovación de 75.000 personas debe haber sido un recuerdo que le erizará la piel por el resto de sus días. Igual, por las dudas, el Paisa, como le dicen al marplatense, se llevó evidencia física: tras el 0-1, mientras cambiaba camisetas y recibía aplausos junto a sus compañeros, desgarró un trozo de pasto del manto sagrado del Teatro de los Sueños y lo guardó en su media derecha.
Hay una historia futbolera para contar. La que habla de un partido parejo, en el que la diferencia entre el líder de la Premier y el segundo de la Conference National (quinta categoría del fútbol inglés) se disimuló por los nueve cambios que Ferguson hizo respecto del clásico contra el City y por la disciplina táctica y el corazón de los otros Diablos Rojos (sí, igual apodo que el United), los del Crawley. Cuando a los 28’ del primer tiempo Wes Brown puso el 1-0, parecía que el cuento terminaba. Pero Torres y Cía. corrieron como nunca y llegaron al minuto 47’ del segundo tiempo 0-1 y con un córner a favor que terminó en cabezazo de Brodie al travesaño.
Pero el mensaje a rescatar es el de la magia de la FA Cup. Una competencia que hace posible un choque semejante, y que el Crawley, cuya cancha tiene capacidad para 5.000 personas, meta 9.000 hinchas en Old Trafford. Un torneo que le abre la puerta a la épica y que, de una vez por todas, debe ser imitado por el fútbol argentino.
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